jueves, 4 de noviembre de 2010

El pasado como instrumento de aprendizaje

El pasado, la mayoría de las veces cuando regresa, lo hace para verte a ti misma en qué punto del camino estás, en qué lección te quedastes y en qué lección te perdistes.
Como dice el dalai Lama: si pierdes( y yo añado, lo que sea que pierdas. Ya sea tu dignidad, tu centro, tu autoestima, tu corazón, whatever...), no pierdas la lección.
Yo hace mucho tiempo perdí la gran conexión divina que tenía conmigo misma y fue gracias a un hombre que por lo que veo y siento dentro de mí, fue mejor que jamás llegara a mi vida de forma más directa y profunda.
Me estoy redescubriendo de formas que yo misma no esperaba y estoy tratando de perdonarme a mí misma por permitir que alguien que no me mereció jamás en su corazón y en su alma invadiera todo el espacio de mi espacio amoroso. 
Descubrir la capacidad innata de mentira, soberbia, egolatría y cinismo álmico es una lección que jamás voy a olvidar de esta persona. Descubrir que la incapacidad de sentir empatía por el dolor de otro gracias al egoísmo ciego y absurdo por miedos internos no superados no tiene ninguna justificación válida, no tiene validez. 
Más vale que tú sufras en esta vida, antes que hacer daño a otros. Porque el hacer daño a otros significa que no has despertado y que tampoco deseas hacerlo. El sufrimiento que causas a otros es tu responsabilidad y no puedes escapar a esa ley por mucho que quieras disfrazar todo el embrollo de victimismo.
No sé cuántas veces he escuchado sentir compasión por otros, sentirla para poder perdonar. Pero lo cierto es que ayer tuve una revelación casi mística que me abrió de repente un nuevo mundo que desconocía, y esa fue que por primera vez en toda mi vida, sintiera compasión por mí misma.
Observé detalladamente todas las experiencias dolorosas que había vivido durante muchos años. Las justificaciones llenas de miedo por no saber enfrentarme a mis verdaderos sentimientos, a mis sentimientos extremos y maravillosos. Todos los momentos de ansiedad y dudas, de inseguridad, de locura...observé todo lo que había experimentado tan fuertemente. Observé que nada ni nadie merecía todo aquel dolor. Observé y comprendí que mi gran sensibilidad humana y sobrehumana habían sido manipuladas y torturadas de formas horrendas...me encontré con una verdad que desde hace tiempo me asustó, y es que era un ser profundamente luminoso y amoroso y tierno...y único que sólo deseaba amar. Pero comprendí muy tarde, muy muy muy tarde, que no todo el mundo desea amar. 
En la tierra es muy poco probable encontrar seres que sepan lo que es el amor, el amor verdadero, el amor puro y sagrado.
Desde niños nos enseñan lecciones erróneas acerca del amor.
Una bofetada a tiempo es porque te amo.
Un cachete en el culo es porque te amo.
Una mala palabra o un mal gesto es porque te amo.
Alguien que verdaderamente te ama, jamás te hace daño, jamás.
Alguien que verdaderamente se conoce y conoce la naturaleza del ser humano, sabe que no debe causar dolor a otros.
Alguien que sabe que ha hecho daño, siente la intensa y calurosa empatía hacia el otro y le pide perdón.
No es de extrañar que el ser humano no sepa amar...
Llega a la madurez creyendo que las bofetadas, la indiferencia, los cachetes en el culo, las malas palabras o malos gestos se hacen porque nos aman. Y eso es un insulto para el amor!!!.
Eso es el mayor insulto del ser humano hacia la naturaleza de su propio SER.
El amor es amor. El amor no es incondicional ni condicional.
El amor es sólo amor.
El amor es suficiente.
El amor es mi naturaleza y no estoy aquí para socavarlo ni para esconderlo ni para ponerlo a prueba. Estoy aquí para ser quién soy.
Siento un amor inmenso por Elena.
Ahora mismo me siento tan cercana a ella, tan comprensiva hacia todo lo que vive, hacia todo lo que experimenta. Y voy a hacer todo lo posible para que nadie que no la merezca le vuelva a destrozar el alma y el corazón sólo porque tiene miedo y porque se ve completamente deslumbrado por su luz.
Se acabó el mundo interior de Elena hacia quienes no pueden verla ni saborearla. Se acabó de dañarla constantemente. Se acabó la comprensión continua hacia el otro. Se terminó.
Una de las peores y más difíciles pruebas para las personas como Elena, es decir, para personas extremadamente sensibles y perceptivas con las energías de todo el mundo es que no saben diferenciar cuándo dejar de adivinar y de sentir al otro y cuándo permitir que el otro actúe para el bien de ambos. Es muy difícil ver a los demás claramente y que los demás no te vean. Es muy difícil encontrar la esencia del otro y no ser encontrada por el otro.
Lo más difícil de la vida es no ser correspondido en el amor. Es una sensación indescriptible, una sensación que no puedes comparar con nada más. No sentirte correspondida ni una sola vez en tu vida es muy duro. Es una muy dura experiencia y sólo te toca más que aprender.
Aprender a amarte más de lo que lo haces. Aprender a respetarte más de lo que lo haces.
Para una persona como Elena, se acabaron las tonterías de la adivinanza divina. 
Cuando alguien está realmente interesado por ti, se pone las pilas y mueve fichas. Es decir, crea acción luminosa en el mundo físico. Lo demás son extravagancias intelectuales.
Una mujer inteligente, realmente inteligente, SABE que un gesto amable de un hombre no quiere decir nada, absolutamente NADA. 
Pero una mujer inteligente también sabe cuándo un hombre está utilizando pruebas psicológicas para ponerla a prueba, vamos, por si está a la altura de las circunstancias. Y sinceramente, una está hasta los cojones de ser la ratita de laboratorio.
La que comprueba si los otros están a la altura de las circunstancias soy yo.
Es decir, yo soy la que me interesa seguir o no seguir adelante con una relación.
Y he de confesar que hay innegociables para mí muy obvios y evidentes. Cuando un hombre está saliendo con otras mujeres y tiene citas y hace su vida, el mensaje está más que claro: no estoy ni en su mente ni en su corazón ni en sus acciones respetuosas hacia mi persona.
Las verdaderas relaciones profundas están completamente ligadas al alma y al SER de cada miembro de la pareja. 
Si para ti es más importante sostener tu carrera y tu estatus, está claro cuáles son tus prioridades.
Si para ti es más importante sostener relaciones sexuales con quién te dé la gana, está más que claro cuáles son tus prioridades.
Si para ti es más importante tu trabajo y tu vida social, está claro cuáles son tus prioridades.
Ya sé lo que estais pensando muchos ahora: hombre, Elena, pero la gente no va a dejar su trabajo ni su carrera ni su vida social por estar con su pareja todo el día...
Yo no he dicho eso ni me refiero a eso. Estoy hablando de prioridades en la vida, de valores, de la esencia de una verdadera relación amorosa. Estoy hablando de amor, de amor, de amor.
Muchas veces comprendo porqué estoy sola. Y no lo digo desde el punto de vista victimista. Me refiero a que entiendo que para un alma tan pura como la de Elena sea difícil encontrar a alguien que esté profundamente enraizado y conectado con quién es. 
No es fácil encontrar a alguien de tu manada...
Tengo la suficiente claridad como para agradecer cada una de las relaciones que hay en mi vida pero también tengo los suficientes cojones como para decir: hasta aquí contigo, querido. No tolero estas tonterías de juegos ni estas manipulaciones estúpidas e innecesarias. Soy tajante con mis decisiones y no voy a permitir sentirme presionada ni desvalorizada por nadie. Y mucho menos por personas que no desean conocerme ni lo han intentado. No estoy aquí para convencer a nadie de nada ni para que otros me convenzan de nada.
El pasado que se presentó era tan pasado que se presentaba irreconocible, es decir, no había dios que entendiera quién había sido esta persona en mi vida y qué había significado para mí. Cuando la mentira es mentira es mucho más fea cuando se presenta de cara.
Cuando la mentira es mentira se presenta de muchas formas egóicas. Es deplorable, patética y triste. Todas las decisiones que alguien ha tomado por ego y sólo ego durante toda su vida es una situación tan confusa y tan reveladora a la vez!!!.
Es increíble lo que podemos hacer para autoengañarnos. Mientes al mundo, mientes a las personas que dices que amas, te mientes a ti mismo...y generas un sufrimiento tal que no sabes cómo salir del escollo que tú mismo has creado.
La gran lección que vine a aprender en mi vida, y cada vez, la siento más clara y más expandida, es a amarme profundamente a mí misma. A respetarme de tal forma que todavía nadie ha inventado la manera en que lo hago...
Mi ego ha sido vencido. Y esa es mi mayor alegría y triunfo. Mi mayor éxito en esta existencia. Mi ego completamente hundido en las cuevas de la consciencia más limpia y más clara.
Cuán equivocada estaba cuando creía que necesitaba alcanzar cuotas de "fama y reconocimiento" para demostrarme a mí misma quién era y de que era capaz. La vida me ha entregado las mejores lecciones existentes sobre el compromiso y la dignidad de no romper con tus valores por encima de todo, de mantenerte firme y contenta por sentir y ser quién eres.
Dios, estaba tan equivocada en tantas cosas...en tantas. Y me alegro de haberme encontrado de esta forma, me alegro de saber que la vida me ama tanto. Me alegro de que mi ego sea constantemente retado para ser libre, para ser quién deseo ser y soy.
La valía interna de quién eres no tiene dueño externo, no tiene nisiquiera una imagen simbólica externa...ni imagen divina. Es como un vuelo, como un vuelo de alguien ligero de equipaje.
Mi confesión íntima y personal, es que a estas alturas de mi vida y con todo lo vivido, no sé lo que es el amor pero sí sé ...lo que no lo es. Eso lo tengo muy claro en mi corazón.
Ten valor para perdonarte a ti mismo por encima de todo, pero especialmente, ten valor para ser lo suficientemente sensible y empático como para no causar más daño a este hermoso planeta y respetarlo como te respetas a ti mismo. Y si llegara la ocasión de sentir el dolor de otro...pídele perdón inmediatamente. Hay cosas que son irreversibles con el paso del tiempo y sólo un gran amor profundo puede sanarlas...un amor que todavía no conocemos.


Cuando tomo una decisión importante que afecta a mi alma y mi corazón, soy más que tajante, soy decisiva y es muy difícil que cambie de opinión. Hasta tal punto me conozco y deseo conocerme.

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