jueves, 20 de septiembre de 2012

No te pre-ocupes

No te pre-ocupes.
No importa cuán vigilados estamos o cuán controlados estamos como especie. No importa los que miran...sólo importa los que aman incondicionalmente.
No te pre-ocupes por todas las trampas del espacio-tiempo.
Cuando dejes el control por controlar a los que te controlan...habrás comprendido que la invisibilidad se hace evidente para aquellos que se vuelven translúcidos, transparentes, amorosos, cristal.
No te pre-ocupes por nada ni por nadie.
Tú eres algo más que la mente pensante, eres el SER SINTIENTE. El que se ha reído del juego y el que ha vencido al juego.
No te pre-ocupes por lo que parece interminable o doloroso. Es una pequeña parte de un pequeño juego.
Pero has de abrir no sólo tus ojos, sino todo tu corazón sagrado, para darte cuenta de que el gran juego es más que un juego, es un viaje del amor al amor más inmenso e increíble.
No te pre-ocupes por nada, valiente guerrero.
Nadie puede destruirte ni aniquilarte ni rozarte siquiera.
Sólo tú eres capaz de tocar a todos sin miedo ni obstáculos, sólo tú eres capaz de llegar a todos los rincones del Universo sin ser herido ni hundido ni dañado. Recuérdalo.
No eres sólo la mota de polvo, eres la luz que hay detrás del oxígeno que le da vida.
No eres sólo la mano que entrega una moneda al desesperanzado, eres la presencia misma del milagro diario.
No eres sólo el humano que vino a perdonar a su hermano estelar, eres el corazón desbordante amoroso del hermano que olvidó su divinidad y la recuperó gracias a ti.
No te pre-ocupes por nada, querido y adorado guerrero.
Tú eres la ocupación del Universo. Tú eres el hijo que sorprende al padre, pero sobre todo, eres la madre que siempre espera radiante y hermosa en el amanecer del dios vivo.
No importa cuántos juegos de control o de supervisión cósmica vivamos aquí y ahora, sólo dios sabe que cuando despiertas no hace falta observarte ni atenderte, porque tú has vuelto a ser quién eras: el centro de todo, el corazón de todo lo existente.
No hay ojos en el amor, sólo luz.
No necesitamos ojos para creer en nosotros mismos.
No necesitas ojos para amar, sólo un corazón.
Por eso, querido hermano, el amor es ciego.

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