jueves, 8 de marzo de 2018

Una llamada importante en el ZOO

Hace casi dos meses sentí una profunda llamada para ir a un "parque de animales" aquí en Barcelona. Sentí una conexión muy fuerte con los seres que allí "viven" y decidí por encima de mis convicciones éticas y espirituales, que los visitaría a pesar de mis reticencias. No se trataba de mí ni de mis sentimientos, sino de los de aquellos seres que lo habitaban.
Me prometí que sólo iba para escuchar las necesidades, los sentimientos y los deseos de aquellos seres, y que por supuesto, haría algo al respecto para ayudarles y ayudar a los humanos que se encargaban de ellos.
Quien me conoce sabe que soy una mujer altamente sensible y perceptiva y mis capacidades de comunicación con otras especies se han incrementado en estos últimos 10 años. Para mí es fácil atender y comprender lo que otro ser desea decirme. Ellos están abiertos a la pureza de la comunicación. El ser humano está en pañales con respecto a ellos.
Los maestros de la natura(no me gusta llamarlos ani-MALES) tienen mucho qué decir y mucho qué vivir, y nosotros no se lo estamos permitiendo. 
En realidad, me sentí bendecida por poder escucharles al igual que mi pareja y muchos niños que se conectaban fácilmente a ellos. Y gracias a esa bendición SE DEBE ACTUAR como se tiene que actuar.
Me llené de LUZ y de fuerza divina para entrar en este lugar y poder ofrecerles toda la ayuda posible que necesitaran.

Primero de todo, quiero decir que el lugar es un lugar limpio, que los trabajadores lo hacen de la mejor manera que pueden y saben y que les ofrecen una buena alimentación y buenos cuidados físicos. Pero en este caso, debemos ser profundamente honestos y saber cómo se sienten los seres que habitan dicho espacio. ESO es lo que realmente me pre-ocupaba a mí, y por eso quise averiguarlo en primera persona. Me ocupaba el estado espiritual de estos hermosos seres. Y fuimos a percibirlo y a atenderlo de la mejor forma que una puede hacerlo.

Los primeros seres que visitamos fueron las aves. Ojalá no tuviera todos los nombres de las especies sino sus verdaderos nombres...es algo más personal y respetuoso. No supe cómo se llamaban muchos de ellos, pero sí supe cómo era SU ESENCIA; esa es la que me llegó muy dentro.
La primera ave con la cual conecté fue una preciosísima ave blanca, la cual sentía una profunda tristeza por no poder estirar y ejercitar sus alas de la forma natural que ella quería. Lo normal si alguien es un ave, es volar ¿verdad?. Bien. Esta preciosa y bondadosa ave miraba y anhelaba volar con sus pequeños amigos gorriones, que venían no sólo a comer junto con ella o ellas, sino también a comunicarles cómo estaban los vientos, el mar y los árboles. Los gorriones entraban sin parar a las jaulas de todas las aves para comunicarse con ellas y brindarles ESPERANZA. Esta ave no entendía porqué y para qué estaba allí encerrada. Quería demostrarle a la gente, a mí, que su verdadera belleza radicaba en su vuelo. No en su encierro. Era profundamente telepática. Muy directa y muy dulce. No expresaba ira ni rencor, sino una tristeza compasiva. Fue demoledor para mí. Le dije que hablaría de ella y su profunda inteligencia. 
Poco después, nos reunimos con un ave maravillosa negra y de pico rojo que deseaba decirme "cosas". Había un cartel que ponía en letras rojas "animal perillós-animal peligroso". Supongo que era un cartel para el ave advirtiéndole del ser humano...no entendía que fuera para otro ser.
Esta ave se acercó a mí y la sentí realmente triste, deprimida, y no comprendía porqué estaba siendo tratada de esa forma. Ella quería estar en un lugar donde la gente no la ignorara, donde la gente no la considerara un peligro. Sentí tanto su dolor que la miré con los ojos cerrados durante unos cuantos minutos. Ella, cerraba sus ojos ...y lloraba. No podía hacer otra cosa más que llorar. No quería estar allí. Su alma estaba petrificada. Quería abandonar este lugar en todos los aspectos...era un ser exquisito, delicado y muy sensible. Fue duro. Le dije que hablaría de ella y que su tristeza IMPORTABA.
La mayoría de las aves sólo tenían imágenes de vuelo, y al estar cerca del mar, preguntaban cuándo podrían estar volando fuera y verlo...HUELEN la sal del mar y desean llegar a conocerlo. Los gorriones y las gaviotas hacen un trabajo excelente que ningún terapeuta humano haría. Son los contadores de cuentos de dichas aves, y las mantienen VIVAS en todos los sentidos.
Los pavos reales y las grullas eran excelentes compañeros. Caminan conjuntamente con el humano por todo el parque y son grandes compañeros y comunicadores sociales. No sólo por la comida, que es lo que piensan muchos, no. Se sienten cómodos en su mayoría con el ser humano y desean hacerles ver que pueden convivir con el resto de "maestros" de forma natural. Las aves son increíbles. Seres MUY DESPIERTOS y amorosos. Son generosas y empáticas.
El siguiente grupo de seres, del cual me enamoré profundamente, fueron las suricatas. Nada más llegar, comencé a llamarlas...con mis manos les decía HOLA y les enviaba todo mi amor. Puse mis manos tranquilas y abiertas y estas comenzaron a agruparse debajo de ellas en grupos. Nos miraban cariñosas, comenzaron a jugar, a hablarnos, y a hacerse cosquillas!!!!. También me preguntaron porqué no podían hacer agujeros en los muros que las rodeaban...trataban de hacer agujeros allí y te miraban como diciendo: queremos salir de aquí, es un espacio muy pequeño para nosotras. ¿Porqué no podemos hacer más agujeros aquí?. Yo les dije que estaban en un parque junto con más maestros y que los seres que las cuidaban pensaban que este era el espacio que necesitaban...pero yo le dije que ella tenía razón. NECESITÁIS más espacio, es lógico y normal que queráis moveros más y viajar más por todas partes. Es lo natural. También les dije que en realidad como estaba el mundo ahora mismo, era mejor que ellas estuvieran protegidas en dicho espacio, y que me alegraba mucho el haberlas conocido. Nada más decirles eso, se pusieron debajo de nosotros a JUGAR. Una de ellas se partía de risa porque le estaban haciendo cosquillas. Escuchar a una suricata reirse es de lo más grande que te puede pasar en la vida. Son mágicas. Dulces. Muy, muy, muy SOCIABLES. Y sentí que la inocencia que tenían no les permitía ver nada negativo en el ser humano. De verdad, me dejaron KAO. Seres muy grupales, que se cuidaban mucho las unas de las otras y amorosas. Y muy divertidas. 
La mayoría de los seres sufrían por el encarcelamiento. Por el espacio asfixiante. Se sentían encarcelados. NO LIBRES. La falta de libertad les generaba estados profundos de tristeza, incomprensión y depresión.
Los siguientes seres que visitamos fueron las cebras. 
¿Pueden ser más inteligentes, amorosas y bellas?. Yo creo que NO. Mientras nos acercábamos Pau y yo, ellas estaban comiendo, por lo tanto, no era momento de hacerles carantoñas ni chorradas humanoides. Se les debía un respeto. Había humanos que evidentemente no lo tenían tan claro. Todo el tiempo nos preguntábamos dónde estaban encarcelados estos, y dónde estaba su zoo. Para NO IR, CLARO ESTÁ.
Mientras observábamos CON TOTAL RESPETO, Pau estaba abrazándome por detrás con mucho cariño, y de repente, una de ellas se acercó a otra y le hizo carantoñas por el cuello. Justo lo que estaba haciéndome mi novio a mí. Era evidente que quiso decirnos que ellos también se amaban mucho. Nos dejaron mudos. A pesar de estar encerrados, tenían la capacidad de amarse profundamente. Increíbles las cebras, increíbles. 
Los ÑUS que estaban junto a estas, los sentí una tribu sabia que no quería saber nada del ser humano. Los respeté. Y les brindé todo mi reconocimiento al no querer ningún tipo de comunicación. Los comprendía. Siguieron tomando el sol.
Enfrente estaban mis hermosas cabras montesas. Todas unidas, agrupadas, en un espacio que no podía brindarles toda la majestuosidad que ellas merecian. Tranquilas y ...SOÑABAN, visualizaban contínuamente QUE ESTABAN EN LAS MONTAÑAS LIBRES junto con árboles y plantas frescas para ellas. Sólo ví esas imágenes todo el tiempo en bucle. Añoraban y anhelaban estar en montañas perdidas y liberadas. Esa es su naturaleza. La mayoría, tiernas y compasivas. Otras muy tristes y melancólicas.
El siguiente grupo fue el Delfinario. Aquí sí me cabreé. Aquí sí que me sentí impotente y frustrada. 
Lo único a lo que podíamos acceder era a subir a la parte de arriba del Delfinario y observarlos desde allí. ¿Qué pasó?, que yo empecé a llamarlos, a hacer sonidos con la boca y estos respondieron. Especialmente uno. Uno que empezó a saludar con la aleta y que hacía gestos de "baja, baja aquí que quiero hablar contigo!!!". Le pregunté a una de las chicas que cuidaban el Delfinario si podía comunicarme con él, me dijo directamente que NO. Tuve que bajar y decirle desde el cristal de la puerta CERRADA que no me permitían interactuar con él. Estaba realmente interesado en contarme cosas. Y sentí que tenían un GRAVE problema de estrés. El espacio en el cual se mueven los delfines es horriblemente pequeño. No pueden nadar de la forma mágica que ellos lo hacen. Es de esquizofrenia total. Ningún ser podría soportar un encierro así. Y no hablemos de mis amados los felinos. Eso ya es otro punto y aparte. 
Me quedé con una sensación de agobio y frustración muy grande. Porque los maestros de la natura no tienen porqué tener horario de visita como en las cárceles. Si un SER necesita interactuar con otro, se le debe permitir. NO SOMOS DUEÑOS DE DICHOS SERES. Debemos conocerlos y escucharlos. Pero parece ser que nadie quiere mojarse al respecto... yo sí quiero mojarme en la medida en que pueda.
Los delfines son seres increíblemente INTELIGENTES Y SABIOS y no podemos permitir que nosotros seamos sus guías, cuando nisiquiera somos capaces de brindarles las mínimas necesidades.
Lo que ellos necesitan. Son muy sociables porque quieren cambiar el mundo, quieren ser ejemplo de todos nosotros, y lo son!!!, pero no lo vemos. Y eso es un delito espiritual. Un delito grave. No podemos consentir que estos seres deseen hablarnos y darles con la puerta en sus hocicos.
Son más de lo que creemos o sentimos. Y necesitan ser escuchados.
La siguiente experiencia me tocó bastante. Mucho, de hecho. Me encontré con un dragón de komodo. Nada más poner la mano en el cristal vino a mí...se puso enfrente mío y me miró directamente a los ojos. Le dije hola y si necesitaba decir algo.Que lo escuchaba y que haría lo que pudiera para ayudarle. Mi pecho empezó a hincharse de IRA, de un enfado descomunal, de un cabreo indefinible. Estaba realmente enfadado y quería saber quién le había encerrado en aquel lugar y para qué. Me dijo que dijera que estaba muy enfadado y quería salir de allí YA. Era como si él no quisiera que me marchara, porque había estado demasiado tiempo queriendo decir aquello y nadie escuchaba. NADIE lo veía. Fue una sensación terrible. Lo sentí un ser muy poderoso, mucho. Y muy inteligente. Tanto que buscaba al verdadero responsable de su encierro!!!. Tenía una personalidad fuerte y rotunda. Un ser increiblemente poderoso. Mucho. Estuve pensando en él toda la tarde. Tenía una capacidad sensorial y sentimental muy grande...era altamente sensible y poderoso. NADA que ver con lo que nos han vendido. NADA. Yo misma me impresioné con su presencia y su ira proyectada. PIENSO EN ÉL Y EN SU LIBERTAD.
La mayoría de los reptiles, tortugas, y especificamente, las serpientes...todas ellas reflejaban un alto grado de depresión. Estaban profundamente deprimidas, tristes, iracundas y se ocultaban porque no podían soportar más las energías externas de EGOÍSMO que les llegaban del ser humano. Era una sensación asfixiante. Demoledora para los espíritus libres. 
Los cocodrilos habían perdido parte de su alma y su poder. Estaban rendidos. Pero era una rendición espiritual enorme. Y nosotros allí, observando cómo mueren espiritualmente sin hacer NADA.
Los próximos a estas eran los osos pardos. Estos estaban agotados álmicamente. Llevaban mucho tiempo luchando por poder comunicarse de formas fuertes y contundentes, pero cuando los ví estaban agotados y dormían para salir de sus cuerpos y no enfrentarse a esta realidad que los tiene destrozados y faltos de poder. Su voluntad estaba quebrada a pesar de ser seres muy voluntariosos y poderosos. Al igual que las hienas, duermen mucho para encontrar esa libertad en el astral...esa libertad que no tienen en el espacio que los acoge. 
A continuación, vimos a los pingüinos. Seres que extrañan cálidas y frías aguas cerca del mar. Son inocentes, puros y bondadosos. Y se cuidan muy bien entre ellos. Uno se acercó a nosotros y comencé a hablarle con mucho cariño. Era precioso, dulce y quería que lo cogiera y que lo llevara lejos de allí. Se subía a la montañita falsa que los cubre y hacía amago de querer saltar...dios!, me lo hubiera llevado. Debería haberlo hecho...pero me faltó coraje. Yo también tengo mis límites. También soy cobarde... Lo que aprendí es que ellos no se ofenden contigo sino les ayudas de la forma que ellos quieren en ese momento. Su compasión es más profunda de lo que jamás imaginé. No conocemos la compasión hasta que no conocemos a los maestros encerrados. Ellos sí que conocen la compasión ilimitada. SON PURO AMOR.
Desde lejos, algo, mejor dicho, alguien me llamó poderosamente la atención. Un rinoceronte blanco decaído, hundido y totalmente perdido. 
Sentí aquella tristeza como si fuera MÍA. Una tristeza que abarcaba todo el lugar. Me acerqué con sigilo y con profundo respeto. Lloraba. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Mi pecho se inundó de dolor y de tristeza...era tan hermoso este SER!!!, y sin embargo, sufría tanto!!!. Empecé a hablarle cerca y decirle que le sentía. Que lo sentía mucho. Que sentía mucho sus sentimientos. A todos les pedía perdón. A él también. Empecé a observar quién era, a sentirlo. Me centré en su enorme cuerpo y en su gigantesco SER. ME SORPRENDÍ GRATAMENTE. Me encontré con un SER profundamente sabio, muy sensible a las energías ajenas(especialmente las humanas. Todas ellas proyectándole mucha ignorancia y mucha debilidad. Nada que ver con quién era este ser), muy sensible a la opinión de otros, a sus miedos y proyecciones psíquicas. Un ser plenamente sensitivo y delicado!!!, a pesar de su gran tamaño...
Comencé a dedicarle una esponsorización profunda y divina. Le dije quién era y que no olvidara bajo ninguna circunstancia QUIÉN ERA: un SER que iluminaba no sólo el lugar en el que vivía, sino toda la ciudad, todo este continente. Le dije que éramos afortunados por tenerle allí, aunque fuera encerrado....éramos afortunados por tener a alguien como él en nuestra pequeña e insignificante vida. ERA UN HONOR tenerlo allí presente, con toda su esencia y toda su luz abarcándolo todo. Le dí las gracias por mostrarme su poder, todo su SER, su fuerza aunque debilitada...palpitaba latente en su cuerpo cansado y mayor. Mientras estaba hablándole, el gran rinoceronte blanco comenzó a levantar su cabeza y dejó de llorar. Me miró de reojo, mientras yo seguía hablándole de su maravillosa presencia. Comenzó a moverse lentamente y sentí como una fuerza que empezaba a salir de él. Le dije que no ocultara NUNCA quién era, y que todo el mundo debía ver quién era y de qué pasta estaba hecho. Que las proyecciones humanas eran erróneas y que él era un maestro que esta humanidad necesitaba. Que no se ocultara más en un rincón y que brillara siempre siendo quién era. 
Le dije hasta luego. Y fuimos a ver a los elefantes que estaban al lado de este maestro.
Los elefantes son...la bondad personificada. Y hermosos. TAN HERMOSOS!!!. No pude interactuar con ellos ya que les estaban limando las uñas, y para ellos eso era muy importante. Pude percibirlo. Por otro lado, también extrañaban lugares más salvajes, más llenos de plantas y árboles. Ellos adoran la "Sabana"...había un cansancio extremo en sus seres. Y ese cansancio tenía que ver con COMPLACER al humano DESDE HACE EONES de tiempo. Están muy agotados. Quieren dejar de ser los generadores de expectativas cumplidas para humanos. Están hartos de eso.
Cuando volvimos a bajar por el espacio del rinoceronte, vimos a este en medio de su "hábitat". Ya no estaba oculto ni en el rincón. Estaba justo en medio dejándose admirar. Eso me llenó de ánimo.


*Continuará...








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