La simplicidad como norma

Como ando cerca de un maestro especial en mi vida, debo contar muy a menudo las lecciones que me da y no sólo a mí sino a toda mi familia(y a la gente que seguramente no conozco en su día a día).
Mi peque Ignacio no sabe que su tia Elena dedica parte de su tiempo a utilizar su energía(reiki) para sanar a otros y a sí misma...bueno, esto es lo que creo que no conoce de mí porque nunca me ha visto trabajar.
El caso es que hace un par de semanas tenía unos dolores de espalda(lumbares) horrorosos y muy fuertes, pero no me quejaba delante de nadie y tampoco se me ocurrió decir nada. Hasta que llegó él y me dijo: tía, ponte de pie y date la vuelta(yo estaba sentada en el sofá y supuse que quería jugar). Me levantó el suéter y empezó a palparme la espalda entera, sí, como si fuera un doctor. Él no puede hacerse una idea del alivio que me causó su pequeña mano en mi cuerpo, fue como un...aaaahhh instantáneo. Me siguió palpando hasta que se detuvo en la zona "afectada", exactamente donde más me dolía.
Mi hermana y mi madre estaban más que alucinadas con él y con lo que estab haciendo.
Noté su energía, su potente y extraordinaria energía junto con la mía. Yo le pregunté: Ignacio, ¿estás haciendo reiki a la tia?. Y él me respondió: no, no es reiki. Le pregunté: ¿estás haciéndole un masaje?. Y él: no, no es un masaje.
Yo, curiosa como soy quise indagar en sus propios conocimientos y le solté: oye, entonces...¿cómo se llama lo que haces?. Le miré y me contestó muy serio: esto se llama poner la mano.
No quise reirme porque lo ví muy serio pero tuve la intuición de que se estaba riendo de mí y de mis "titulitis aguditis".
Lo llevo pensando desde entonces y reflexionando.
Él tiene razón, se llama poner la mano. Lo demás son condicionamientos de otros que han elegido poner etiquetas a algo tan simple como poner la mano en el cuerpo de alguien.