Ahora recuerdo la noche azul...
Hay una montaña a lo ancho, a lo largo, en un punto del espacio y que conoce nuestros secretos.
Secretos de guerreros que no portan espadas.
Guerreros que no matan, sólo aman.
Guerreros que ríen y atesoran corazones enjaulados de jirones de estrellas dormidas y audaces.
Guerreros que rugen y no temen al temor.
Ahora recuerdo de dónde llega la noche...nuestra noche azul, mi noche.
No te diré su nombre por si aún lo recuerdas, pero te diré cómo alimenta mis batallas: con relinchos musicales y miradas de potrilla salvaje y divina.
Ahora la recuerdo a ella y puedo decir y gritar al universo que no estoy sola, que no estás solo. Ella nos unió y nos volverá a unir...
Recuerdo cómo la acariciaba, cómo acariciabas su lomo, su pecho, mi mano...
Y tus lágrimas hablaban por ti y mis besos hablaban por mí.
Y ninguno conoció el mundo de las palabras...éramos dioses con origen majestuoso y REAL.
Los dioses no hablan; sólo son venerados y atendidos...como las estrellas.
Ahora recuerdo la noche azul y sus recuerdos.
Ahora recuerdo cómo llegué hasta aquí y porqué vinistes raudo sintiendo los perfumes que presto al universo. Ahora sé el PORQUÉ.
No te diré su nombre porque su azul profundo marino delata mis versos, delata tus besos.
Hay una montaña en la noche que debes recordar, que sé, que puedes recordar...y mi yegüa, mi valiente y única yegüa, te guiará de nuevo a casa...
Secretos de guerreros que no portan espadas.
Guerreros que no matan, sólo aman.
Guerreros que ríen y atesoran corazones enjaulados de jirones de estrellas dormidas y audaces.
Guerreros que rugen y no temen al temor.
Ahora recuerdo de dónde llega la noche...nuestra noche azul, mi noche.
No te diré su nombre por si aún lo recuerdas, pero te diré cómo alimenta mis batallas: con relinchos musicales y miradas de potrilla salvaje y divina.
Ahora la recuerdo a ella y puedo decir y gritar al universo que no estoy sola, que no estás solo. Ella nos unió y nos volverá a unir...
Recuerdo cómo la acariciaba, cómo acariciabas su lomo, su pecho, mi mano...
Y tus lágrimas hablaban por ti y mis besos hablaban por mí.
Y ninguno conoció el mundo de las palabras...éramos dioses con origen majestuoso y REAL.
Los dioses no hablan; sólo son venerados y atendidos...como las estrellas.
Ahora recuerdo la noche azul y sus recuerdos.
Ahora recuerdo cómo llegué hasta aquí y porqué vinistes raudo sintiendo los perfumes que presto al universo. Ahora sé el PORQUÉ.
No te diré su nombre porque su azul profundo marino delata mis versos, delata tus besos.
Hay una montaña en la noche que debes recordar, que sé, que puedes recordar...y mi yegüa, mi valiente y única yegüa, te guiará de nuevo a casa...
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