miércoles, 16 de junio de 2010

El último rayo


Hay una quietud en el guerrero sigiloso y solitario que el mundo de las formas geométricas conoce muy bien.

Cuando aparecen los primeros síntomas del caos universal, él comienza su ritual como buen guerrero de la luz.

Y mientras todo se acelera a una velocidad casi inalcanzable, él respira profundamente y cierra sus ojos muy lentamente y vuelve a respirar.

Mientras las nubes se ennegrecen y la sombra se hace eco de su presencia totalitaria, el guerrero lava sus manos con perfumes de rosas transparentes, abre los ojos y mira directamente el camino que le espera.

Mientras las bestias, los inversos y la oscuridad se ciernen ante él, el guerrero bate sus alas suavemente para comprobar cuán preparado está para el juego que él mismo creó.

Los ejércitos negros atacan a todos aquellos que han despertado en su gloria...los ángeles se tornan más fuertes y presentes, las hadas completan sus circulos sagrados de color y de magia blanca, los pequeños dioses iluminan las sombras con sus cantos joviales, las sirenas embellecen las aguas de los miedos, los aquietan...pero el guerrero sigue en su ritual; lento, firme y centrado.

En la tormenta final, toda oscuridad es redirigida hacia la puerta del triunfo puesto que su ley es implacable y casi perfecta...

Y justo cuando la esperanza se vuelve en un recuerdo vago, justo cuando es un hilo fino iluminado casi fantasmal... aparece él, el guerrero de la luz.
El que nadie esperaba, el que nadie jamás esperó. Porque él no se dió a conocer.

Sus raíces profundas sólo las conocía la existencia misma brillante, la existencia nácar-dorada.

El último rayo es el rayo de dios mismo, un dios que la sombra crea desde su propia presencia, desde su propio juego.

El último rayo es la oleada de luz masiva que se tragará literalmente al embudo fantástico creador de la sombra que te ha iluminado.

El último rayo es aquel que camina despacio, mira despacio, respira despacio, vive despacio y ama velozmente.

El último rayo es aquel que te ve sin juzgarte, que te acaricia sin tocarte, que te ama como tú jamás hubieras soñado.

El último rayo eres tú.

Tú eres el último y primer rayo del día.

Tú eres el sol central de la galaxia.

Tú eres más que una esperanza, eres la dicha que hay en la sombra, eres el perfume de dios mismo.

Tú eres la nota discordante, la nota que rompe todo el juego, la nota que lo crea.

Tú eres el último rayo y el único rayo de amor.

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