Si tan sólo...

Si tan sólo comprendieras lo que veo desde aquí...
Cómo veo la vida desde aquí, desde el centro de todo. 
Donde nadie ha llegado, donde nadie tiene porqué llegar...
pero hay brisas frescas que acarician el lugar inmaculado de mi SER.
Si tan sólo tuvieran la más infima de las emociones que aquí se siente todos los enamorados...
Si tan sólo supieras cómo amo y de qué formas lo hago...
¿Qué me queda del pasado?-preguntó la joven.
Nada-le contestó la mujer. Eres la otra que todo hombre desearía en el perfume de su almohada todas las mañanas.
¿Qué me queda del ayer?...preguntó triste la niña.
Tú, sólo tú, nada más que tú-le dijo la diosa.
No se pierden las fotografías del alma, sólo el aroma, los besos que nunca llegaron, lo inimaginable...
¿Cuánta vida tendré y para qué?-preguntó la mujer del futuro.
Yo soy vida, soy amor latente y embriagador...sólo eres el reflejo de la sombra que no sabe de mí ni de mis ramas como brazos, ni de mi raíz.
La humana habló con la diosa del espejo y esta última calló...no tenía tanta belleza ni tanta elegancia como la mujer que llora por un hombre que no tiene modelos con los que compararse, igualarse o enfrentarse.
La mujer humana conoce la naturaleza del corazón asustado y herido, cosa que la diosa no recuerda con exactitud. 
Las manos encalladas por el trabajo duro, el esfuerzo y el llanto reprimido y no compartido tiene dueños que se le escapan a la diosa.
La diosa libera las alas de la que emprende un nuevo vuelo como ave nobel...pero la humana lleva mil corazones pequeños en su pecho que aletean en sonrisas y en lágrimas perdidas.
Ojalá todos los que aman pudieran sentir lo que ella siente.
Ojalá el perdón nos inundara de la misma forma que lo hace aquella que olvida las manchas mancilladas del hogar...ojalá perdonaramos como lo hace aquella que conoce el paso del tiempo de las estrellas.
Ojalá pudieramos olvidar todo con un inmenso amor y majestuosidad como lo hace ella. 
Las estrellas siempre estuvieron al lado de esta, siempre contuvieron toda su dorada energía para poder distraer a los que no saben de eternidades ni conocimientos de almas gemelas.
Sólo el que ama disipa la bruma del amanecer con brillos de colores suaves que provienen de la hermosa ansia por pertenecer al todo, al universo, a él...
Cuando lo pierdes todo, te queda el espacio, sólo el espacio...sólo espacio, y es en ese espacio dónde te das cuenta de que jamás te abandonó la dicha ni la fuente de gracia, ni tan siquiera el amor de juventud.
No necesito saber de ti, amado. 
No necesito tus curvas ni tus ojos, ni tus manos ni tu voz...
Estás en todo y en todos.
Hoy has vuelto a mí de un millón de formas, y parecían tristes y penosas...pero no, jamás te has ido, jamás me abandonaste, jamás me dejaste sola en mi recuerdo.
Lo tengo todo, dentro de mí, muy dentro de mí, tan dentro de mí!...
Como una libertad jamás anunciada, como un sol que lo ilumina todo.
Gracias por los abandonos y los adioses, gracias por todo el dolor del mundo.
Nada ha podido contigo, nada lo hará.
Todas las guerras y todas las heridas vinieron a aprisionarte...y cuando creí que ya no estabas, me sorprendiste. 
Te ví como en casa, lleno de alegría, de sonrisas y de te amos tan inmensos y preciosos que yo me pregunto:¿qué he hecho para merecer yo tanto amor, tanta luz y belleza?.
Y tú me abrazas en silencio y me cantas una nana mientras me duermo en tus brazos...en tus cálidos y únicos brazos.
Si tan sólo pudieran todos los hombres sentir lo que siento por ti...
Si tan sólo pudieran todas las mujeres ser tan dichosas como yo lo soy en tu secreto...



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