El baile de las formas
Tú eres magia.
Interrumpes a los mundos densos con tu baile.
Le das forma a la música.
Hay miles de voces que gritan por ser tu dueño, por llevar el timón del barco...pero sabes, que aunque haya otro capitán del navío, tú eres la dirección de la nave.
Sonríes, mientras otros toman lo que es tuyo... puesto que es un baile de formas, de colores pastosos, de plasmas entregados y que se aman.
Tú eres magia...no confíes en lo que ves, nisiquiera en eso llamado resultados.
Tú eres el resultado que dió origen a todo lo demás.
No permitas que tu corazón no vuele porque temas la caída.
Los verdaderos corazones no tienen peso, se transforman en formas, en planetas y en enemigos.
Recuerda que cuando esto acabe, cuando el juego llegue a su final...tu brillo nocturno se hará amanecer en el alma grandiosa de todo lo que es.
Recuerda que todo es un juego y que a nada perteneces.
Nadie ni nada podrá tocar tu majestuosidad jamás.
Eres inmortal como la risa de un bebé.
Y cuando te sientas solo en la sala de lo que es el juicio de los caballos de ajedrez...ten por seguro que tú estarás moviendo ficha, no siendo la ficha.
Y aunque te duela el cuerpo de tanto extrañar los besos de la que habita en tu corazón...recuerda bien que el amor no es un deseo de alcanzar la estrella que dejaste en algún jardín prohibido para los que olvidan, sino que es la sutil presencia que desea atraparte a ti, que desea entregarse a ti.
El baile de las formas es sólo eso: un baile.
Un baile que comienza con la intención de una inspiración y ...jamás termina.
No llevo prensado el mundo en mi corazón generoso, lo llevo a mi lado cuando vuelo, cuando canto, cuando amo...cuando te amo.
No confíes en los juicios de los hombres ni en los miedos de aquellos que no conocen tu esencia.
Si tienes miedo...quédate al lado de este y háblale con ternura, dile todo lo que nadie le dijo, lo que nadie se atrevió a decirle. Pero no huyas de él.
Sé uno.
No dividas tu presencia porque el baile de formas te lo indique. No dividas tu amor ni tu odio.
Déjales que sean uno...sólo UNO.
Ya has logrado todo lo que querías lograr.
Ya has alcanzado tu cénit de sueños vagos...ahora tocan los sueños azules de la mañana blanca.
Todo es un juego cada vez más sutil, más prístino, más claro, más hermoso...
Tú no quieres ser como los demás; no deseas la vida por la que todos suspiran.
Tú eres magia...y haces magia para magos blancos.
Permites que la creación fluya a través de tus manos, de tus nuevos pensamientos que no lo son...se han convertido en caballos fugaces que recorren almas temblorosas y las acaricia con su luz.
No importa cómo finalice el baile...si tu pierna dentro de mi muslo o mi boca rozando tu boca, o tal vez mis brazos rodeándote cuando estás a punto de caer...
El baile siempre acaba con manos entrelazadas o besos regalados.
No pienses en el ocaso ni en cómo terminará el viaje de otros, el viaje de otros es el dominio de dios, no el tuyo, pequeño colibrí...
Ama lo más pequeño que fluya en ti como verso.
Ama lo más insignificante que haya en tu miedo...hazlo digno de ser amado, de ser respetado, de ser perdonado. Hazlo digno de un hermoso cuento de humanos.
Interrumpes a los mundos densos con tu baile.
Le das forma a la música.
Hay miles de voces que gritan por ser tu dueño, por llevar el timón del barco...pero sabes, que aunque haya otro capitán del navío, tú eres la dirección de la nave.
Sonríes, mientras otros toman lo que es tuyo... puesto que es un baile de formas, de colores pastosos, de plasmas entregados y que se aman.
Tú eres magia...no confíes en lo que ves, nisiquiera en eso llamado resultados.
Tú eres el resultado que dió origen a todo lo demás.
No permitas que tu corazón no vuele porque temas la caída.
Los verdaderos corazones no tienen peso, se transforman en formas, en planetas y en enemigos.
Recuerda que cuando esto acabe, cuando el juego llegue a su final...tu brillo nocturno se hará amanecer en el alma grandiosa de todo lo que es.
Recuerda que todo es un juego y que a nada perteneces.
Nadie ni nada podrá tocar tu majestuosidad jamás.
Eres inmortal como la risa de un bebé.
Y cuando te sientas solo en la sala de lo que es el juicio de los caballos de ajedrez...ten por seguro que tú estarás moviendo ficha, no siendo la ficha.
Y aunque te duela el cuerpo de tanto extrañar los besos de la que habita en tu corazón...recuerda bien que el amor no es un deseo de alcanzar la estrella que dejaste en algún jardín prohibido para los que olvidan, sino que es la sutil presencia que desea atraparte a ti, que desea entregarse a ti.
El baile de las formas es sólo eso: un baile.
Un baile que comienza con la intención de una inspiración y ...jamás termina.
No llevo prensado el mundo en mi corazón generoso, lo llevo a mi lado cuando vuelo, cuando canto, cuando amo...cuando te amo.
No confíes en los juicios de los hombres ni en los miedos de aquellos que no conocen tu esencia.
Si tienes miedo...quédate al lado de este y háblale con ternura, dile todo lo que nadie le dijo, lo que nadie se atrevió a decirle. Pero no huyas de él.
Sé uno.
No dividas tu presencia porque el baile de formas te lo indique. No dividas tu amor ni tu odio.
Déjales que sean uno...sólo UNO.
Ya has logrado todo lo que querías lograr.
Ya has alcanzado tu cénit de sueños vagos...ahora tocan los sueños azules de la mañana blanca.
Todo es un juego cada vez más sutil, más prístino, más claro, más hermoso...
Tú no quieres ser como los demás; no deseas la vida por la que todos suspiran.
Tú eres magia...y haces magia para magos blancos.
Permites que la creación fluya a través de tus manos, de tus nuevos pensamientos que no lo son...se han convertido en caballos fugaces que recorren almas temblorosas y las acaricia con su luz.
No importa cómo finalice el baile...si tu pierna dentro de mi muslo o mi boca rozando tu boca, o tal vez mis brazos rodeándote cuando estás a punto de caer...
El baile siempre acaba con manos entrelazadas o besos regalados.
No pienses en el ocaso ni en cómo terminará el viaje de otros, el viaje de otros es el dominio de dios, no el tuyo, pequeño colibrí...
Ama lo más pequeño que fluya en ti como verso.
Ama lo más insignificante que haya en tu miedo...hazlo digno de ser amado, de ser respetado, de ser perdonado. Hazlo digno de un hermoso cuento de humanos.
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