No sueltes lo bueno ni lo hermoso

No lo sueltes.
No importa que tengas miedo al ridiculo o al rechazo.
No lo sueltes, agárralo suavemente y cuídalo, cuídalo delicadamente.
Aprende de lo que pierdes y averigua que puedes ganar hoy; cómo puedes amar mejor hoy.
Es un mensaje para ti y también para mí.
Mientras escribo esto, lo hago con lágrimas en los ojos, con lágrimas de amor profundo.
No sueltes lo bueno que llegue a ti, no sabes cuánto tiempo estará contigo, no lo sabes y no debe importarte. Sólo has de amarlo de verdad.
Como una hermosa rosa que necesita rayos y agua a cada segundo.
No lo sueltes...ámalo.
Ámalo como sólo tú puedes hacer.
Ámate lo suficiente como para dejarte guiar por sólo tu corazón.
Todos estarán metidos en batallas y en problemas, en obstáculos e imposibles. Tú no. Tú puedes enamorarte y dar lo mejor de ti, entregar lo que nadie ha visto todavía.
No esperes a estar muerto para averiguar quién te ama o cómo te ama.
Vive y averigua cómo te ama la vida, cómo puedes amarla tú.
Da lo mejor de ti. Y sobre todo, no dejes que el tiempo ni el espacio te nublen el corazón puro que habita en ti.
No permitas que nada ni nadie te manche ni te ofusque de una manera que no puedas sonreir desde lo más profundo de ti mismo.
Naciste para ser amado. Naciste para ser adorado. Pero lo que más te gustó del juego es...que deseaste amar de formas incontables y nunca vistas ni sentidas. Siempre deseaste amar.
Es lo único que haces con tu presencia.
Es lo que más desea la vida de ti, que estés presente.
La vida se estremece por tenerte a ti, aquí y ahora.
Todo tiembla por tu existencia.
Nadie ni nada sabe cómo vas a expandirte, de qué formas lo harás. Todos están expectantes. Todos temblando de emoción.
Una onda que los llena de caricias sonrosadas, como las manos de un bebé.
Gracias a ti, todo tiembla de amor.
Todos sienten tus latidos de maneras insospechadas.
No lo sueltes. No te sueltes a ti mismo cuando encuentres algo bueno. Algo hermoso. Algo simple y brillante.
Mereces ser feliz. Mereces ser quién eres.
La libertad misma de existir.
No sueltes lo bueno ni lo hermoso. Pero eso sí, que te toque de maneras preciosas, todas ellas, por dentro.
No lo sueltes cuando llegue...porque si se queda, permanecerá para siempre aunque el tiempo llegue a su fin.

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