Una profunda apreciación por este momento
Ahora entiendo lo que es la gratitud.
La gratitud es un lugar, un estado del SER, una visión luminosa y radiante que lo cambia todo.
Dar las gracias no es equivalente a SENTIR gratitud por tu vida.
Sentir gratitud es una especie de valoración brillante acerca de quién eres, quién has sido y quién serás.
Siento una profunda y esplendorosa gratitud por lo que soy HOY.
Siento verdadera apreciación por el momento que vivo en este lugar, en este instante de mi vida, y con la gente que me rodea.
Es como si uno de los deseos que más necesitaba llenar en mi vida se hubiera concedido y superado.
Nisiquiera era un deseo consciente, pero sí, muy inconsciente.
Vivo días llenos de momentos grandiosos y sencillos.
Me he liberado a mí misma de cada una de las proyecciones de culpa externas que me fueron inculcadas durante muchos años. Por familia, amigos, amantes, amores, conocidos, profesores, maestros, gente diversa.
Me siento como si estuviera en un estado de protección universal inigualable, indescriptible. Tengo el mejor apoyo que yo jamás hubiera podido imaginar.
En este lugar hay paz, calma, verdad, honestidad, poder, sencillez, brillo, amistad, cooperación inigualable...todo el mundo es quién es, quién debe ser.
La vida es simple, fácil y maravillosa.
Aprecio cada segundo que respiro, cada segundo que camino.
No tengo lecciones que aprender, algo mágico o alguien mágico lo aprende todo por mí.
No hay nada que demostrar ni ocultar...a veces, sólo a veces oculto la inmensa gratitud emotiva que me embriaga. Para no llenar este lugar de mares y ríos desbordantes que provienen de mi corazón.
Siento una verdadera conexión con dios...ese dios que un día odié, insulté, desprecié.
Lo que más aprecio y valoro de este momento es mi vuelta. La vuelta a mi casa, la vuelta de mi alegría, de mi sonrisa.
Estoy rodeada de ángeles y ellos creen que son sólo seres humanos que acogen mi luz sin importancia...yo sé que son ángeles, lo son.
Siento mucho amor, un amor que no puedo describir.
Me gusta todo lo que veo, todo lo que vivo, todo lo que pienso, todo lo que siento.
La vida en Tierra es...un espectáculo sin igual.
Tantos seres fundiéndose los unos con los otros!!!, y todos sin saberlo...
Aprecio la aceptación total que hay en mí, de lo que surja, de lo que nazca.
No pretendo nada. No sé más que dios...y me gusta esa sensación, amo sentirme pequeña y acunada.
Aprecio cada detalle que vivo, que recibo, que me es otorgado, pero sobre todo, aprecio con lágrimas en los ojos, volver a sentir la luz en mí, volver a estar en paz con dios, mi dios, mi querido dios.
Lo único que quiero entregar a la vida, el tiempo que me sea brindado, es la pasión con la que fuí creada, la pasión con la que siempre me amó ella: la música.
No quiero ser alguien, sólo quiero dejar de ser lo que nunca seré, y disfrutar lo que siempre deseé SER: yo misma.
Aprecio tanto la rutina diaria, las charlas especiales, los silencios compartidos, los pensamientos que gritan y sonríen, el sentimiento de desapego y amor incondicional por aquellos a los que alguna vez amé más que a mí misma...
Aprecio los buenos deseos de todas y cada una de las personas que se me acercan.
Aprecio todas las cosas buenas que salen de sus bocas, pero sobre todo, aprecio la luz de sus corazones hablando con voces únicas e irrepetibles.
Aprecio a las personas que siempre conocí y que ahora están a mi lado.
Aprecio tanto las noches de estrellas con mi padre y hermanos.
Aprecio y AMO tanto a todos los seres que vinieron como sobrinos en esta vida. Son reyes y emperatrices a los cuales les debo pleitesía.
APRECIO TANTO a los amigos que fueron como estrellas fugaces en mi vida, y se quedaron para siempre en mi alma y corazón.
Aprecio el contraste fantástico y delicioso de la dulzura encontrada. Aprecio tanto temblar de emoción como una niña insegura y frágil.
Aprecio mis manos, las aprecio tanto. Me permiten tocar y bendecir los cuerpos de otros con tanta humildad y reconocimiento por sus corazones sagrados.
Aprecio mi vida, dios.
Pero aprecio tanto que hayas vuelto...
Gracias por regresar dios, gracias.
La gratitud es un lugar, un estado del SER, una visión luminosa y radiante que lo cambia todo.
Dar las gracias no es equivalente a SENTIR gratitud por tu vida.
Sentir gratitud es una especie de valoración brillante acerca de quién eres, quién has sido y quién serás.
Siento una profunda y esplendorosa gratitud por lo que soy HOY.
Siento verdadera apreciación por el momento que vivo en este lugar, en este instante de mi vida, y con la gente que me rodea.
Es como si uno de los deseos que más necesitaba llenar en mi vida se hubiera concedido y superado.
Nisiquiera era un deseo consciente, pero sí, muy inconsciente.
Vivo días llenos de momentos grandiosos y sencillos.
Me he liberado a mí misma de cada una de las proyecciones de culpa externas que me fueron inculcadas durante muchos años. Por familia, amigos, amantes, amores, conocidos, profesores, maestros, gente diversa.
Me siento como si estuviera en un estado de protección universal inigualable, indescriptible. Tengo el mejor apoyo que yo jamás hubiera podido imaginar.
En este lugar hay paz, calma, verdad, honestidad, poder, sencillez, brillo, amistad, cooperación inigualable...todo el mundo es quién es, quién debe ser.
La vida es simple, fácil y maravillosa.
Aprecio cada segundo que respiro, cada segundo que camino.
No tengo lecciones que aprender, algo mágico o alguien mágico lo aprende todo por mí.
No hay nada que demostrar ni ocultar...a veces, sólo a veces oculto la inmensa gratitud emotiva que me embriaga. Para no llenar este lugar de mares y ríos desbordantes que provienen de mi corazón.
Siento una verdadera conexión con dios...ese dios que un día odié, insulté, desprecié.
Lo que más aprecio y valoro de este momento es mi vuelta. La vuelta a mi casa, la vuelta de mi alegría, de mi sonrisa.
Estoy rodeada de ángeles y ellos creen que son sólo seres humanos que acogen mi luz sin importancia...yo sé que son ángeles, lo son.
Siento mucho amor, un amor que no puedo describir.
Me gusta todo lo que veo, todo lo que vivo, todo lo que pienso, todo lo que siento.
La vida en Tierra es...un espectáculo sin igual.
Tantos seres fundiéndose los unos con los otros!!!, y todos sin saberlo...
Aprecio la aceptación total que hay en mí, de lo que surja, de lo que nazca.
No pretendo nada. No sé más que dios...y me gusta esa sensación, amo sentirme pequeña y acunada.
Aprecio cada detalle que vivo, que recibo, que me es otorgado, pero sobre todo, aprecio con lágrimas en los ojos, volver a sentir la luz en mí, volver a estar en paz con dios, mi dios, mi querido dios.
Lo único que quiero entregar a la vida, el tiempo que me sea brindado, es la pasión con la que fuí creada, la pasión con la que siempre me amó ella: la música.
No quiero ser alguien, sólo quiero dejar de ser lo que nunca seré, y disfrutar lo que siempre deseé SER: yo misma.
Aprecio tanto la rutina diaria, las charlas especiales, los silencios compartidos, los pensamientos que gritan y sonríen, el sentimiento de desapego y amor incondicional por aquellos a los que alguna vez amé más que a mí misma...
Aprecio los buenos deseos de todas y cada una de las personas que se me acercan.
Aprecio todas las cosas buenas que salen de sus bocas, pero sobre todo, aprecio la luz de sus corazones hablando con voces únicas e irrepetibles.
Aprecio a las personas que siempre conocí y que ahora están a mi lado.
Aprecio tanto las noches de estrellas con mi padre y hermanos.
Aprecio y AMO tanto a todos los seres que vinieron como sobrinos en esta vida. Son reyes y emperatrices a los cuales les debo pleitesía.
APRECIO TANTO a los amigos que fueron como estrellas fugaces en mi vida, y se quedaron para siempre en mi alma y corazón.
Aprecio el contraste fantástico y delicioso de la dulzura encontrada. Aprecio tanto temblar de emoción como una niña insegura y frágil.
Aprecio mis manos, las aprecio tanto. Me permiten tocar y bendecir los cuerpos de otros con tanta humildad y reconocimiento por sus corazones sagrados.
Aprecio mi vida, dios.
Pero aprecio tanto que hayas vuelto...
Gracias por regresar dios, gracias.
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