jueves, 16 de enero de 2020

¿Cuánta honestidad estás dispuesto a cargar?

Las personas realmente honestas son maduras emocional y espiritualmente. Pero vivimos en un mundo donde la honestidad no es una cualidad a seguir, sino a triturar y esconder. ¿Cuán honestos somos con nosotros mismos? Esa es la pregunta y no otra. El auto-engaño, la psicopatía (mucho más incrustrada en la sociedad de lo que podemos sospechar si quiera. No sólo las élites de "poder" están plagadas de esta), la bipolaridad aguda, el ocultamiento de lo que verdaderamente sentimos e inconscientemente proyectamos al mundo, la gran necesidad de pertenecer a un clan o un colectivo que nos respalde independientemente de que nos carguemos o no nuestra conciencia, el aparentar ser más que otros por lo que sea, el demostrar cuánto haces por los más "desfavorecidos" para que nadie te tache de absolutamente nada ni puedan si quiera señalarte para ser más consciente y menos Calcutero, la insatisfacción vital cargada de vicios físicos que no llenan nada ni logran nada, el chismorreo agudo de las personas que no entendemos y que no nos da la puta gana entender porque no tenemos ni nivel y casi ni inteligencia primigenia y un largo etcétera que discurre en el día a día y que muy poca gente vislumbra con una crítica valiente y sincera. Buscamos donde siempre encontramos la misma mierda. Y sacrificamos y crucificamos a aquellos que hablan de cosas muy diferentes al resto. Juzgamos sin saber y cuando sabemos MUCHO no juzgamos al otro. Anestesiados con la mentira vamos dando tumbos como borrachos y seres sin ningún tipo de soberanía ejemplar o digna.

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