Pequeñas historias de la Guerra Civil española

 Me encanta escuchar a mi madre cuando me habla de ciertas historias familiares que sucedieron en la guerra civil española y la post-guerra. Hay tantas historias por descubrir y que se niegan completamente porque NO INTERESAN a los de siempre. No retro-alimentan a las versiones oficiales y eso no gusta nada.

Mi abuelo tenía un buen amigo "rojo" y mi abuelo era de los nacionales, así que, cuando este amigo rojo fue informado de que iban a por mi abuelo...a fusilarlo, este salió corriendo a su casa y le avisó: "Arsenio, vete del pueblo y márchate lejos a las montañas. Coge a tu familia y vete ya. Quieren matarte, mataros". Y gracias a este buen amigo, se marchó y salvó a mi abuelo, a mi padre, a mi GRAN abuela Consuelo. Así que, gracias a este hombre (que por otro lado, era el bisabuelo de mi sobrina Andrea, que en paz descanse) YO ESTOY AQUÍ HOY.

Uno de mis tios fue secuestrado por los "rojos" y estuvo en un campo de concentración de izquierdas casi un año. Cuando fue liberado y llevado a su casa...mi madre me cuenta siempre con lágrimas en los ojos que mi tío "parecía un cadáver". Como los niños de Biafra, Elena, como esos niños...

Jamás me ha inculcado mi padre o mi madre que ODIARA A LA IZQUIERDA, a pesar, obviamente, de tener ideología de derechas y religiosa. Yo no he mamado en mi casa que ODIARA A NADIE en mi vida. Eso sí, discusiones y discrepancias, TODAS. Cabreos y encontronazos, todos. Pero odio, jamás.

Mi abuela fue irrumpida por el escuadrón de la muerte de los rojos en SU CASA. Destrozaron todo el mobiliario, gritaban a punta pala, insultaban, denigraban y buscaban algún motivo para llevarse a mi abuela o mi abuelo... hasta que miraron debajo del colchón de su habitación y encontraron lo que para ellos debía ser una "horrible ofensa": un crucifijo. Comenzaron a gritarle que qué era eso. Y mi abuela con dos ovarios bien puestos les dijo: esto es mi Dios y mi fe, ¿qué mal podría hacerles a ustedes?. Dénmelo. Y ahora si no encuentran nada más ofensivo, lárguense de mi casa. Mi madre era muy pequeña, pero todavía recuerda cómo de valiente se puso mi abuela ante esta gentuza. Me encanta escuchar estas historias porque no son las habituales.

Mi tío Fernando no era militar, pero llegó a teniente por méritos propios. Fue condecorado en numerosas ocasiones por su entrega y su ayuda al Pueblo español. Los nacionales tenían órdenes (órdenes diabólicas) de bombardear determinadas zonas y pueblos de Murcia y mi tío intercedió para que Los Alcázares, San Pedro del Pinatar y parte de la Manga no fuera bombardeada. Si cumplían con ese trato, prometió que entregaría un barco cargado de enseres, de alimentos y otras necesidades básicas para su pueblo y los colindantes. Lo cumplieron y él cumplió lo dicho.

Mi tío Mariano salvó una vez la vida del hermano republicano de Franco en el mar. Estuvo a punto de ahogarse y mi tío saltó a por él. Dicen que era un gran hombre el hermano...poco tiempo después fallecía. Yo intuyo que fue asesinado, pero es mi sentir. 

Mi tío Mariano era un hombre que según palabras de mi madre: "no hablaba para no ofender. Era sabio en sus palabras. No dañaba con la palabra"...qué gran hombre mi tío Mariano. 

Y por último, la historia de Urbano. Un hombre homosexual que fue ADORADO Y RESPETADO en el pueblo de mi madre y que se convirtió en el mejor director de teatro del lugar. Mi madre salió en una obra suya y la invitaba a que dejara su tímidez: María, con lo guapa que eres déjame sacarte en una de las obras. Y salió. Mi madre era un ESPECTÁCULO de mujer. Parecía una estrella de Hollywood, así que, Urbano aprovechó ese halo de brillo para sacarla y disfrutar de su presencia en la obra. 

Cuento la historia de Urbano porque según mi madre me decía: no entiendo esa obsesión por querer vender la idea de que los homosexuales eran todos maltratados y vilipendiados. Mi pueblo AMABA profundamente a Urbano, lo respetaba de una manera impresionante. Era un hombre que se hacía respetar. Impecable en su vestir, en su trato, en todo. Cuando murió, todo el pueblo salió en honor a este gran hombre para acompañarlo con su féretro. Fue un hombre querido y RESPETADO. Mi madre tiene 89 años y su historia, CUENTA.

En todas las épocas ha habido y habrá grandes hombres y mujeres. Nunca olvidemos eso. Nunca permitamos que la verdad "mayoritaria" nos haga olvidar las pequeñas historias que se convirtieron en GRANDES HISTORIAS que nos hacen creer en el ser humano y en su naturaleza profunda: el amor.




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