Pequeño Diario
La mayoría de las personas huyen de hablar de lo que viven verdaderamente en sus caminos, porque tienen miedo de lo que opinen los demás acerca de ellos. Todos tratan de poner límites a lo que realmente sienten o experimentan día a día. Una de mis grandes cualidades es la honestidad. No puedo dejar de ser honesta, no sé cómo se hace eso y cuando por razones que se escapan a la comprensión ajena no puedes o no quieres compartir lo que vives...empiezan los nudos emocionales. Y yo acabo de desatar uno muy gordo. Y necesitaba expresarlo o gritarlo a los cuatro vientos...porque si en mi vida hay algo importante y ha habido algo importante en ella es el amor. El amor en todas sus vertientes, pero especialmente el amor romántico.
Llevo 10 meses "separada" del que ha sido mi compañero de camino y vida y un año sin intimidad ninguna. Convivimos en la misma casa por circunstancias económicas muy adversas y ambos lo hacemos lo mejor que podemos, con respeto, colaboración y apoyo. Pero la experiencia es dura porque tú quieres volar, ambos queremos volar, pero el camino se hace más escabroso... y haces todo lo posible para cambiar la situación y no cambia o cambia poco.
Mi salud tampoco ha acompañado en estos últimos tiempos y supongo que desde fuera, victimismo es una palabra recurrente a los que no se han enfrentado con "dragones y mazmorras". Siempre entenderé las posiciones realistas y de fortaleza emocional, pero también entiendo que hay experiencias vitales que no pueden ser comprendidas por pocas miradas y pocas huellas caminadas.
Nunca pretendo ser quien no soy. No temo contar mis experiencias porque sé que hay gente que las vive y no aguanta más. No aguantes. Y habla. Para mí es importante hacerlo.
Y cuando el amor se acaba no hay nada que pueda volverlo a reavivar. Pero todo el mundo merece renacer en espacios nuevos, en etapas nuevas, en ojos nuevos.
Y cuando las cosas no salen como una quiere, la frustración es tan elevada que acaba por dañarse emocionalmente dudando de las capacidades o de toda decisión que tomes. Y empezar nuevos comienzos se hace duro estando bajo el mismo techo. Muy duro.
En este momento, pido la suficiente salud como para poder empezar de nuevo y que todas las puertas cerradas se abran de par en par para mí, para ambos. Pero yo sé que toda puerta es abierta con la llave de Dios, no se puede abrir de otra forma...es imposible.
Hago lo que puedo y sé que a veces no es suficiente. Vivo torturándome y diciéndome en qué me habré equivocado tanto en mi vida para tener tanto escollo y muro imposible de vencer...pero luego me veo al espejo y me digo a mí misma: no conozco a nadie que merezca más la felicidad y lo imposible que tú. No conozco a nadie más fuerte y más capaz de todo. TE AMO profundamente y AMO cómo amas a todos y a todo. Ojalá el mundo fuera como tú, ojalá nunca olvides quién eres.
Así que, si estás pasando por malos momentos, debes saber que no eres el único ni la única.
Ahora recuerdo a mi padre cuando me dijo: "tú eres más inteligente que ellos, a ti no te tomarán el pelo. Puedes hacer lo que quieras."
Pues papá, no me lo han tomado...pero me lo han hecho pasar muy mal. Y he llorado esas lágrimas de sangre que me dijiste que lloraría. Las he llorado. Pero ahora sólo quiero las de lo imposible, las saladas y las de los encuentros que jamás creíste que se darían.
Recuerdo ahora mismo las palabras de Adolfo Marsillach y que me hacen irme a lo más profundo de mí misma:
"Hay un elemento perturbador que hace que las parejas se separen: el amor".
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