lunes, 25 de octubre de 2021

Protocolo, ProtoLOCO o ¡un Protos, loco!

 Cuando trabajaba como camarera aprendí las MEJORES lecciones de vida que ningún trabajo podría haberme enseñado. ¡Oh, sí! me divertí mucho y tomé miles de notas acerca de la gente, de sus paranoias y de sus perfiles psicológicos. Servir a alguien en una mesa es el mejor disfraz para conocer las actitudes que alguien tiene en la vida, con la vida y por la vida. Servir es una bendición que no todos están dispuestos a realizar porque sus egos no están preparados ni para la mitad que sus seres requieren en el servicio ajeno o al prójimo.

Alguna vez lo he comentado en algún artículo y me reitero: las personas MÁS maleducadas que he conocido en mi vida eran las que presumen de "protocolos" y etiquetas sociales que no merecen ni la más mínima atención personal. No merecen ni siquiera un servicio digno. Las personas más maleducadas presumían de "estudios", títulos y apellidos. Todo eso es una MIERDA y no vale NADA cuando eres un hijo de la grandísima puta.

Trabajé en muchos sitios diferentes a lo largo de mi experiencia laboral en la Hostelería y toqué de refilón hoteles de cinco estrellas. En general, la experiencia muy buena. Pero ciertos clientes debieron ser eliminados al instante de servirles en la mesa. 

El protocolo social no sirve para nada cuando a los que tienes que atender son PEDÓFILOS, PEDERASTAS, VIOLADORES, MALTRATADORES DE MUJERES, LADRONES, CORRUPTOS, PUTEROS, ASESINOS en el peor de los casos. Pero seguimos todavía con las gilipolleces en el mundo de la materia o de esta 3D, reflejando nuestras miserias internas denigrando de manera soberbia y narcisista a los que trabajan para nosotros o nos sirven de cualquier manera porque nosotros estamos a "otro nivel". Sí, al nivel del gilipollismo máximo. 

Las personas que viven en la MENTIRA Y LA FALACIA, se apegan mucho a las FORMAS DE LA VIDA, a las apariencias insostenibles por una esencia verdaderamente libre. Tú no eres libre mientras te importen las opiniones de los demás y vivas bajo sus condicionamientos. 

El protocolo se inventó para denigrar a aquellos que creemos no están a la altura de nuestro ADN, de nuestra "maestría", de nuestro nivel. No sé sabe qué nivel, es un nivel que sólo ellos conocen. Supongo que es un nivel de cuánta sangre creamos y dejamos por el camino. 

Yo me cago, LITERALMENTE, en los protocolos. No hay cosa más absurda, miserable, teatral y bajuna que un protocolo gastronómico. Cuando los que lo usan, generalmente, son gente con un nivel de soberbia, estupidez, mala educación, valores CERO y respeto CERO por los otros. Son los que realmente deberían aprender a fregar platos en una cocina y saber cuál es el trabajo de la gente que les sirve. Deberían aprender a llevar majestuosamente y elegantemente bebidas y comidas en una aparatosa bandeja donde tener que soportar las humillaciones, las vejaciones a las cuales están sometidos, normalmente, los camareros o los GRANDES PROFESIONALES DE LA RESTAURACIÓN. 

Nunca mandé a la mierda a ningún cliente, a pesar de sentir que debía haberlos mandado a la mierda como merecían. El protocolo sirve para aquellos que creen que la Divinidad (debe ser una Divinidad muy cabrona por lo que veo...) está en sus ropajes y sus sonrisas llenas de dientes con sangre de niños y palabras generadoras de obstáculos hacia aquellos que no les gustan o que son su muro de contención en la vida.

Yo demostraba en cada acto de servicio más educación, más protocolo INVENTADO por mis propios valores y respeto hacia el prójimo que cada uno de estos viles y sucios cuerpos llenos de negrura y maldad que pretenden engañar a la sociedad siendo personas ejemplares cuando en realidad son psicópatas integrados. Estudien quiénes son y cuántos son los que nos rodean. 

Yo soy más de protoLOCO. Amo la naturalidad, el buen servicio, la comida familiar, el buen gusto y sobre todas las cosas: la espontaneidad del disfrute de un buen banquete. Si puedo comer con mis manos, mejor. Adoro mis manos, adoro eructar, adoro jugar con los niños mientras estos abren la boca y te dicen: ¡tírame una bola! y también me gusta el sexo con comida. ¿Por qué no?

Intentar controlar a otros a través de tus estupideces mentales e inmadureces sólo define quién eres tú. No los demás. Siempre se puede contratar a una scort o una puta que te haga el favor de ser lo más educada posible delante del mundo entero y que la gente diga: oh!, qué elección de mujer más fascinante, y luego se trague tu polla hasta vomitar lo que comió en su cumpleaños número seis. Y te pegue palizas hasta ensangrentar y te corras de gusto mientras piensas cómo te puso de cachondo mientras se inventaba el papel de mujer "educada y protocolaria" delante de la gente que le importas una vil mierda.

Y si no te gusta ninguna opción de estas, te pides un ¡PROTOS, LOCO!


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