Jesús y el burro -La entrada a Jerusalem-

 La entrada a Jerusalem en burro por parte de Jesús/Yeshua no ha sido muy valorada ni comprendida de ninguna de las maneras. Ni siquiera se ha tratado del por qué Jesús entró en la ciudad sagrada con este pequeño equino.

Para empezar, Jesús no entró a Jerusalem montado en burro puesto que él era un hombre corpulento y medía casi dos metros de alto. Eso hubiera destrozado la espalda de cualquier equino del tamaño de un burro. Y la razón por la cual Jesús no entró a la ciudad encima de un burro no fue su peso sino otra razón mucho más profunda.

Tenemos cientos de imágenes de un "Jesús" pasado en cuadros, libros antigüos e imágenes representativas llevando un cordero u oveja encima de sus hombros como señal de pastor, literal, de animales y metaforicamente de hombres.

La imagen más repetida es la de Jesús portando un cordero encima de él, pero en realidad, esa imagen que ha sido repetida en nuestro inconsciente sin parar y sin que podamos pronunciar nuestras dudas acerca de ello no era real. La verdadera era la de un Jesús que llevaba en su cabeza y hombros a un BURRO.

Jesús era tan sabio y tan conectado con su divinidad interna que sus acciones no podían pasar desapercibidas para el ignorante religioso o el aprendiz que escuchaba con pasión su mensaje, que por otro lado, fue su vida. 

Un hombre de casi dos metros de alto agarraba antes de pasar por el arco de la ciudad de Jerusalem a un burro pequeño, amigo de él, en señal de respeto por el animal en sí mismo y en burla hacia aquellos que despreciaban a un hijo de Dios (no el hijo de Dios. Deberíamos leer la primera biblia que fue escrita en griego y entender de verdad los artículos antes de las afirmaciones profundas del maestro. No es lo mismo decir: el hijo de Dios que un hijo de Dios. Esas diferenciaciones se ven claramente por las transcripciones de la Biblia hechas e interferidas por el movimiento ANUNNAKI que pretendían hacer de Jesús, un Dios suyo... no entendieron absolutamente NADA) y que lo sometían a juicio sólo porque no había mostrado su REALEZA en base a no aceptar caballos como leales corceles. 

En aquella época, los caballos eran la representación máxima de la riqueza material en Jerusalem al igual que la profesión de pescador. Y por ende, los peces eran símbolo y manjar de personas altamente ricas y poderosas en dicho tiempo. 

Jesús amaba a los caballos, pero como buen amante de ellos, no los montaba. Los quería salvajes y libres. Y ninguno de sus seguidores hermanos aceptó tampoco la ofrenda de llevar caballos enfrente de la muchedumbre puesto que era representar a la alta jerarquía poderosa de entonces y Jesús no quería nada de las Jerarquías de antaño. No quería su simbología que era completamente clasista y especista. 

Nadie ha hablado de la alta sensibilidad hacia los animales que tenía Jesús "de Nazareth" y me pregunto por qué. Un hombre supuestamente enviado por la Divinidad debía sentir absolutamente compasión por todo ser vivo. Y así era, pero así no lo conocimos.

¿Por qué?

El entrar con el burro en sus brazos y hombros hizo que los romanos se escandalizaran y a la vez sintieran profunda admiración por el hombre desconocido. Los fariseos que eran los únicos que tenían caballos por jerarquía, al igual que algunos generales romanos, no podían entender aquella entrada y uno de ellos fue a hablar con Jesús.

Maestro, ¿por qué habéis entrado a la ciudad sagrada con un burro a vuestras espaldas y no aceptásteis los caballos negros de Arabia que os regalamos?

Jesús tomó el equino en sus brazos y lo bajó al suelo pidiéndole a Pablo la vejiga de agua para que bebiera el amigo burro. Eso sorprendió más al religioso.

"Acepté a sus caballos negros y los liberé en las praderas de Belén, Tarso. Allí tienen suficiente comida y agua para vivir como ellos pretenden y quieren. Mi amigo equino es despreciado por el pueblo, los fariseos, los romanos, las mujeres, los hombres... y los niños juegan con ellos y les dan manzanas cuando sus padres no miran. Ayer por la noche, este hermano pequeño del caballo, me brindó una manzana con su propia boca sabiendo que yo no como carne ni pescado. Ninguno de mis hermanos humanos lo ha hecho nunca. No es un reproche hacia ellos ya que estos me brindan siempre el mejor pan, el mejor aceite de oliva, e incluso pescado y carne de cordero. Pero el burro sabe como yo que la carne vuelve a la carne y el espíritu vuelve al espíritu. Consideráis sagrado entrar en la ciudad a lomos de un caballo con porte majestuoso y consideráis indigno que yo entre en ella con un burro cargado en mi lomo...

¿Por qué lo hago?

El burro, al igual que el caballo, ha sido el siervo de las necesidades del hombre durante siglos y ha cargado con el peso del hombre en todos los sentidos"

Jesús tomó la pezuña del equino y se la mostró al fariseo enseñándole la sangre seca, pero incipiente en las patas del burro. Siguió con la siguiente pezuña, la siguiente y la última le faltaba carne y estaba altamente deteriorada por los excesos de los hombres para explotar la vida del animal. 

"Si yo hubiera entrado en la ciudad sagrada encima del burro, hubiera representado al más grande de los esclavistas y pobres hacia el Reino de los cielos. Si yo hubiera entrado en la ciudad sagrada con sus caballos, hubiera representado la confianza de los soberbios que creen que uno que no tiene caballo como siervo es pobre. Si yo hubiera entrado sin mi amigo el burro sabiendo lo que estaba sufriendo, habría envenenado a toda la ciudad haciéndola creer que soy EL hijo de Dios... y no una gota oceánica más de la Divinidad luminiscente eterna. Por eso, elegí llevar a mi amigo el burro en brazos. Para que el hombre sepa que el servicio hacia el BIEN TOTAL de cualquier ser vivo es la representación máxima de Dios en la Tierra y que portarlo en brazos después de todo lo que hizo por nosotros: transportar nuestros enseres, labrar nuestra tierra, llevarnos encima de ellos y aportarnos descanso... después de eso, me parece que llevar a un hijo de Dios en brazos es lo mínimo que puedo hacer para que esta ciudad sea de verdad sagrada"

El maestro fariseo, ofendido por las palabras de Jesús, se giró en dirección del templo moviendo la cabeza enfurecido y gritando en arameo "cosas de religiosos".


*Este recuerdo tan gráfico se lo quiero dedicar a mi amiga PAN, mi burrita blanca preferida que me enseñó a conectar con el mundo animal de una forma directa y compasiva. Siempre te amaré, Pan. Siempre vas conmigo en mi corazón y espíritu.

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