Los apestosos maestros
No te atrevas a hablar de autoestima o amor propio cuando has colaborado a destruir el corazón de alguien. No te atrevas a osar dar lecciones de nada cuando no tienes ni idea de cómo se siente una mujer herida. Cállate la puta boca y hazme un favor: DESAPARECE.
Deja de observar y examinar y poner a prueba gracias a tus eternas inseguridades latentes. Deja de medir y poner etiquetas a mis acciones o sentires que jamás vas a entender. Deja de espiarme y deja de decirme lo que valgo o no valgo.
Lo que valgo no está a tu altura.
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