Cuento corto
En una de las dimensiones arcónticas fusionadas en la 4D y 5D donde el límite de las realidades se rozaban entre sí había un consejo de arpías rapiñas confabulando contra una emperatriz alada que no encajaba entre líneas temporales manipuladas por las mismas:
-Le daremos lo que no quiere. Le pondremos todas las dificultades que una mujer en la Tierra no ha superado en ninguna de las épocas humanas. Destruiremos su espíritu a base de condicionarla en una soledad mugrienta y dolorosa. No será amada ni vista por ningún hombre. No recibirá el amor divino que tiene en la misma Fuente. Sólo recibirá dolor y tortura desde todos los frentes. Será traicionada y humillada de formas salvajes y despojada de su realeza divina. Olvidará el amor verdadero y ningún hombre podrá tocarla como Dios la toca en el cielo.
-La privaremos del amor.
-La privaremos de la ternura, de las caricias y de la dulzura eterna.
-Le quitaremos sus recuerdos divinos.
-Le arrancaremos su corazón, su alma y su espíritu.
-Se rendirá sobre el amor real y puro...
Y mientras ellos hacían sus conjuros y maleficios. Mientras realizaban todas las trampas del Universo engañoso, la emperatriz alada observaba doliente las intenciones de los malévolos seres y mirándolos profundamente con sus ojos rasgados color miel sol les dijo:
Yo soy el AMOR.
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