martes, 21 de septiembre de 2010

Un marco de posibilidades


El otro día hablé de lo que significaba para mí la espiritualidad así a grosso modo. Hoy deseo profundizar más en este tema.
La espiritualidad abarca todo el marco colorido de la vida, toda la existencia, toda la fuerza, toda la alegría, toda la luz.
Cuando hablo de que alguien tome drogas y se puede convertir en una experiencia mucho más que significativa en su vida no quiere decir que yo tome drogas o que esté a favor de estas. Estoy diciendo que a veces, muchas veces, las personas deciden elegir consciente o inconscientemente este tipo de vivencias para poder elevarse sobre sí mismas, para poder comprender más allá de los sentidos físicos quiénes son y porqué están aquí.
Cuando hablo de que alguien tenga noches de frenesí sexual con alguien desconocido o no, no estoy diciendo que yo lo haga o lo apruebe...va más allá de mi aprobación o de mis creencias, sino que si esas experiencias le sirven para profundizar más en sí mismo y en su propia naturaleza eterna, son bienvenidas.
A veces necesitamos mucho dolor o contraste para poder encontrarnos y valorar quiénes verdaderamente somos y qué hacemos en este planeta.
Sé que la mayoría de gente, especialmente terapeutas, psicólogos, médicos, psiquiatras, coachs, etc, está dispuesta a ayudar al prójimo en circunstancias adversas, circunstancias difíciles pero en ocasiones no somos conscientes de que las almas deciden sus propias lecciones y el papel del rescatador no es necesario en la elección de la experiencia del paciente o cliente.
Todo depende de nosotros, depende de la expansión que deseemos acrecentar en nuestras vidas. Y esa sabiduría primigenia la porta el alma, el SER.
Es bien sabido que lo que parezca algo malo para alguien, para otro es estupendo. Y que no hay lecciones determinadas que aprender sino perspectivas diferentes, caminos diversos, seres humanos únicos y divinos.
Lo que a uno le puede matar por dentro, a otro puede impulsarlo hacia su destino, su verdadero destino.
Hay personas que el cáncer les parece algo endiablado enviado por un dios que elige despiadadamente a sus victimas...y hay otros que han experimentado el cáncer como lo mejor que les ha sucedido en sus vidas. Lo han bendecido y le han hecho honores. Lo han agradecido.
Tal vez sea cuestión de agradecer los adioses de las personas que se alejan de nuestros caminos, las malas rachas laborales, las enfermedades, los corazones rotos para poder entregar desde esa "apertura", más esencia amorosa y pura.
Y bendecir a la persona que somos en todos los aspectos, porque es en esos momentos cuando vemos y sentimos quiénes somos de verdad. Cuánto amor hay para nosotros mismos. Cuánta luz derrochamos en nuestra libertad consciente. Cuánta comprensión acumulamos mientras caminamos. Cuánta sonrisa deseamos entregarnos en el espejo...aunque sea algo cansada.
La espiritualidad es todo lo que somos AHORA. No hay un mañana ni un pasado que pueda interferir en este momento. Esto es lo único que somos...y perdonarnos muchísimo y a otros para poder avanzar sin miedo, sin limitaciones.
Y sentir agradecimiento hacia cada una de las experiencias que la existencia nos otorga, que nosotros mismos nos regalamos. Apreciar cada segundo, cada regalo, cada oportunidad, cada persona que conocemos.
Y cuando tengas el corazón roto...permitid que la apertura de este te permita amar más y mejor, y en esos momentos, es a ti mismo a quién has de amar...

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