Un hombre BUENO

 Una mujer o un hombre buenos no necesitan de la religión para encumbrar sus acciones de vida. Su bondad habla por sí mismos y es más que suficiente.

En cambio, la mujer o el hombre maquiavélicamente cruel y malignos, SÍ NECESITAN de las religiones, las pseudo religiones y las ciencias espirituales para engrosar su aparente "bondad". Porque sin estas, sus acciones se verían como lo que son: turbias manipulaciones degradantes contra aquellos que las reciben. Y su aparente bondad quedaría como lo que verdaderamente es: un truco para atrapar a los incautos fanáticos de cualquier religión o pseudo ciencia espiritual. 

La bondad es lo más visible que existe. En cambio, la MALDAD más atroz y peligrosa es aquella que está disfrazada de iluminación, luz y conocimiento. Pero jamás podrá imitar lo que es una verdadera y silenciosa obra de amor incondicional porque todo lo que toca, lo PUDRE.

Una mujer o un hombre buenos, aunque no practiquen ninguna religión oficial (puede ser por diferentes razones muy profundas), pueden alcanzar niveles de respeto y de escucha sobre aquellos que sí las tienen, ya que su BONDAD intrínseca le hace abrir su corazón incondicional a todo ser humano con un viaje diferente al suyo y siempre podrá aprender cosas maravillosas y trascendentales de lo más profundo que proyecta y comparte el otro. Pero jamás dañará lo que para el otro es importante en su devenir espiritual. Puesto que Dios, que es más grande que todas las religiones unidas, se revela en el interior de cada ser humano de manera diferente. Debido a su UNICIDAD. A su singularidad genética y espiritual. 

Todos aquellos malvados que se encierran en las cúpulas de muchas religiones podrán manipular las mentes de aquellos fieles a sus libros sagrados, pero jamás podrán manipular la libertad espiritual del hombre o mujer verdaderamente buenos. Puesto que el único que tiene verdadero juicio es el Dios que vive dentro de sus corazones y seres y nadie más.

 

 

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